domingo, 15 de febrero de 2015

La Politica de Bush en territorio mapuche

http://www.elciudadano.cl/2015/02/06/144692/la-politica-de-bush-en-territorio-mapuche/

Durante las últimas semanas hemos sido testigos de algunos hechos sumamente preocupantes. Y la gravedad es mayor cuando estos sucesos son mediatizados desde una tendenciosa posición que describe un territorio bajo “amenaza terrorista” y el acecho de “ladrones (de madera)”. Ciertamente, los medios de comunicación no solo muestran lo que al morbo del rating le gusta (balas, heridos, enfrentamientos), sino también lo que interesadamente quieren generar como imagen del territorio y, en última instancia, construir como realidad. La violencia de la que dan cuenta los medios de comunicación poco se distingue de la ideología del terror que usó  George W. Bush para justificar su política exterior: la “militarización” y la “judicialización” que no hace más que encender la llama del odio y la violencia. A Irak se fue irracionalmente a matar porque a los estadounidenses (más bien a su clase política) los convencieron de que ahí vivían los malos terroristas que les habían hecho daño en su casa… “Miente, miente que algo queda…, fue la política de Bush. Luego se dieron cuenta de su error y del odio instalado en la gente. Cualquier parecido con la realidad local no es mera coincidencia…
Todo indica que la Escuela de las Américas de Panamá fue altamente exitosa  en la formación de más de 60.000 militares y policías de nuestro continente, logrando incubar profundamente la Doctrina de la Seguridad Nacional que releva la figura de un “enemigo interno”. Esta ideología dejó una profunda huella en nuestros países. En efecto, no se restringe hoy a los altos y medios mandos de nuestras policías que allí se formaron, sin echó raíces en nuestra prensa. Hoy se nos quiere convencer que violencia es sinónimo de “mapuche quemando, disparando y robando madera”. La violencia ha sido cooptada por una ideología. Y no nos damos cuenta o no queremos ver que la violencia es mucho más amplia, profunda, histórica y relacional. Va desde la pobreza, el medioambiente aniquilado, hasta la policía disparando sin motivo al mapuche. Con todo, ciertos sectores con intereses políticos y económico involucrados se sienten cómodos utilizando los reportes de El Mercurio y El Austral de Temuco para alarmar a nuestra sociedad con la divulgación de un “objetivo” barómetro sobre la “violencia con connotación indígena”…
Si en la prensa está consagrada esta ideología como dogma, entre nuestros policías está escrita a fuego: “hay que tener cuidado con el enemigo mapuche”. Ejemplos sobran. Me tocó ir a comprar a un almacén del pueblo y me encontré con una tanqueta y carabineros del Gope fuera del negocio, con escopeta en mano… Creí que algo había pasado. Sorprendentemente estaban cotidiana y rutinariamente comprando agua mineral. Y esto es de todos los días. El Gope tiene inundado el territorio. Están arrendando por todas partes y cuando algo sucede salen en masa. Pero esto no es nada frente a hechos de violencia concreta en que ellos son protagonistas estelares. Últimamente a un comunero de una familia cercana a nosotros le dispararon sin motivo. Perdió su ojo. Con él otros hombres y mujeres fueron baleados hasta en el suelo, según cuentan los testimonios. Ellos estaban “haciendo” leña. No tenían armas.

Al parecer para el Estado es muy conveniente que la industria forestal siga explotando este territorio, aun con sus pésimos resultados de impacto económico, social y ambiental en la zona.

Esta política es muy vieja en nuestro país. Si ya para la mal llamada “pacificación de la Araucanía” se les convenció a la sociedad de entonces (la de Santiago por su puesto) de que era “necesario” obtener las tierras del sur y “civilizar” a los mapuche. Se armó todo un tinglado de imágenes sobre los mapuche para justificar la entrada del Ejército chileno y así apropiarse de las tierras. Detrás de esto estaba el interés codicioso por las tierras ajenas. Hoy también hay interés codicioso por “pacificar” a los mapuche. Es el interés de mantener los recursos en manos de unos pocos…digamos en pocas familias. Al parecer para el Estado es muy conveniente que la industria forestal siga explotando este territorio, aun con sus pésimos resultados de impacto económico, social y ambiental en la zona. Lo mismo se puede decir del mar y de los recursos hídricos. Todo en manos de pocas familias muy aliadas del Estado. Y esto les resulta más fácil a través de la militarización y las campañas del terror contra el “enemigo interno”.
Ejemplo claro de esta política bushiana es que para algunas personas de fuera del territorio les da miedo venir aquí. Ese miedo ha sido instalado por esta forma de mostrar el territorio. Ha habido hechos conflictivos en el territorio, pero decir que esos hechos son la realidad en cada centímetro de esta tierra, es falso. El miedo es producto de la imagen que nos “venden”. Como le pregunté a un amigo de Santiago: “¿qué pasaría si te digo que yo no voy a la capital porque de seguro me van a asaltar?”. Quizás ese miedo podría tener mayores fundamentos reales y cuantitativos…
Todo esto genera violencia. Por eso mismo nuestra mirada debe ir más profundamente que la normalmente nos han querido mostrar desde el establishment y los círculos de poder. Si queremos paz, debemos buscar justicia.
Por Carlos Bresciani SJ.
Superior Misión Jesuita Mapuche, Tirúa – Provincia de Arauco. Delegado Social Subrogante de laCompañía de Jesús en Chile

Reconocimiento político del pueblo mapuche: de la consulta a la participación en la toma de decisiones

http://www.elmostrador.cl/opinion/2015/02/05/reconocimiento-politico-del-pueblo-mapuche-de-la-consulta-a-la-participacion-en-la-toma-de-decisiones/
En un hecho histórico, el Parlamento aprobó durante enero la reforma al sistema binominal, afectando así uno de los principales enclaves autoritarios de nuestra institucionalidad política. Más allá del impacto y de la profundidad real de esta reforma, el gobierno dio, con esto, cumplimiento a uno de sus compromisos.
El gobierno se ha comprometido recientemente a enviar, una vez resuelta la reforma al binominal, un proyecto con alternativas de inclusión política de los pueblos originarios. No obstante, no hay señales claras con respecto al camino a seguir por el Ejecutivo, sobre todo cuando aún está pendiente la principal promesa de la Nueva Mayoría: una nueva Constitución mediante un proceso “legítimo institucional y participativo”.Sin embargo, otro de sus principales compromisos programáticos –la inclusión y el reconocimiento político de los pueblos originarios– continúa en vilo. Sin duda, la escasa representación política de la diversidad, y en particular de los pueblos indígenas, es una deuda aún pendiente de nuestra democracia, y este nuevo sistema electoral, ciertamente, no garantiza per seespacio para todos y todas en la toma de decisiones. En efecto, diversas organizaciones mapuche han manifestado disconformidad con la reforma, argumentando que no genera grandes cambios en el escenario electoral en sus regiones y no les brinda necesariamente mayores oportunidades electorales. Mientras resuenan en nuestra sociedad, y en particular en el mundo mapuche, importantes demandas por espacios de autogobierno y democracia participativa, esta reforma no resuelve ni siquiera el reto más básico: la representación indígena en el Parlamento, que en la actualidad equivale a un lamentable 0%.
Hoy desde los más diversos sectores se admite la urgencia de reconocer políticamente a los pueblos indígenas como sujetos y actores colectivos; sin embargo, las propuestas son variadas y guardan importantes diferencias. Además de las demandas que resuenan hace años entre las propias organizaciones indígenas, principalmente mapuche, en el último semestre han aparecido dos informes desde la institucionalidad política con propuestas que manifiestan la necesidad ética y práctica de responder políticamente a las demandas del pueblo mapuche: la propuesta de la Comisión Presidencial de Descentralización y la propuesta de los parlamentarios RN, Alberto Espina y José García Ruminot, Paz para La Araucanía. Estas iniciativas son de conocimiento público y es posible reseñar algunos de sus puntos.
 Para que nuestra democracia realmente pueda enriquecerse con la participación de representantes mapuche necesitará, sin duda –dadas las desventajas históricas a las que han estado sometidos como pueblo–, de efectivas medidas afirmativas, como los escaños reservados en el Parlamento nacional, y, por cierto, de la instauración de espacios de autogobierno y representación local con amplios márgenes de autodeterminación en aquellas regiones donde se concentran poblacionalmente.
El informe de la Comisión de Descentralización recoge las demandas de autonomía mapuche y propone la creación de una Región Plurinacional de La Araucanía (territorial y nominalmente aún por definir), con estatuto propio, con espacios de autogobierno y Parlamento propio a nivel subnacional. Se propone una estructura administrativa que permitiría la descentralización de la política, la economía y la cultura dentro de un Estado que reconocería la diversidad de sus realidades locales. En última instancia, la idea es que el pueblo mapuche de la región pueda participar en la toma de decisiones con respecto a su organización, su cultura, sus recursos y también respecto al modelo de desarrollo que quiere seguir. Además de propiciar la toma de decisiones en su territorio, se propone la participación de representantes mapuche con escaños reservados en los cargos de representación popular a nivel nacional y local.
Por su parte, la propuesta de los parlamentarios RN, publicada casi en simultáneo, destaca la necesidad de integrar políticamente al pueblo mapuche básicamente mediante su reconocimiento constitucional, la creación de un Ministerio de Asuntos Indígenas y la creación de cuotas en las elecciones parlamentarias y locales. Sugiere fortalecer el apoyo productivo a las comunidades e implementar una repartición territorial selectiva y “ordenada”. Aun cuando se celebra que sectores históricamente lejanos a la causa mapuche piensen en responder política y no policialmente al conflicto en La Araucanía, no cabe duda de que en este documento la necesidad de que el pueblo mapuche decida por sí mismo ocupa un lugar secundario. El énfasis aquí estaría más en integrar y asimilar, que en reconocer e incluir políticamente su singularidad como pueblo.  En este formato, prácticamente no contarían con más posibilidades que adaptarse forzosamente al modelo de desarrollo impuesto, mientras para poder decidir con real incidencia sobre su territorio deberán contar con la fortuna electoral a su favor. El mecanismo de cuotas que proponen, ciertamente, no garantiza –como sí lo hacen los escaños reservados– espacios en el Parlamento para el pueblo mapuche, sino exclusivamente, en el mejor de los casos, la posibilidad de competir. Dadas las dinámicas del mercado electoral y del financiamiento de la política en Chile, esto representa probabilidades cercanas a cero de conseguir un escaño.
Para que nuestra democracia realmente pueda enriquecerse con la participación de representantes mapuche necesitará, sin duda –dadas las desventajas históricas a las que han estado sometidos como pueblo–, de efectivas medidas afirmativas, como los escaños reservados en el Parlamento nacional, y, por cierto, de la instauración de espacios de autogobierno y representación local con amplios márgenes de autodeterminación en aquellas regiones donde se concentran poblacionalmente. Dado el bajo impacto de las cuotas y la efectividad de los escaños reservados y del autogobierno local en la experiencia internacional, es posible esperar que medidas como éstas sean –si bien no una solución definitiva al conflicto– un gran incentivo para la convivencia democrática. Es de esperar que las medidas del Ejecutivo vayan en esta dirección y que una nueva institucionalidad legítima y participativa resguarde la calidad de nuestra democracia del actual acecho de la cooptación y del clientelismo político. Por cierto, el reconocimiento político de los pueblos originarios resalta la necesidad de asumirnos como Estado plurinacional y de contar con una Carta Magna nueva y legítima.
Si bien las demandas de “liberación nacional” tienen gran presencia en las organizaciones mapuche y muchas descartan la posibilidad de participar de la institucionalidad política del Estado chileno, hay importantes organizaciones como Identidad Territorial Lafkenche o Wallmapuwen, que han identificado la necesidad de avanzar hacia la participación y el reconocimiento político al interior de un Estado plurinacional. En la vereda de enfrente, incluso sectores de la derecha han admitido que el conflicto guarda raíces históricas y estructurales y que no es la represión sino la inclusión política la que, si bien no cambiaría la historia ni aplacaría las legítimas demandas del pueblo mapuche, podría disminuir los niveles de violencia y situar la disputa en el marco de la convivencia democrática.
Es que efectivamente los costos humanos y sociales del conflicto parecen demandar respuestas concretas de canalización política. Por un lado, saltan a la vista los imperativos éticos de justicia y reparación del daño histórico a los pueblos indígenas y en particular al pueblo mapuche, y por otro, la necesidad política y práctica de fomentar la convivencia, encauzando política y democráticamente el conflicto. Por cierto, no se puede negar ni resolver de la noche a la mañana un conflicto histórico como éste, pero sí es sensato y urgente canalizarlo con el menor daño social y humano posible.
Transversalmente parecen posicionarse medidas con relativo consenso (reconocimiento constitucional, Región Plurinacional y Pluricultural de La Araucanía, Ministerio de Asuntos Indígenas, Consejo Indígena, escaños reservados, etc.); no obstante, se requiere de voluntad y liderazgo político por parte de actual gobierno para hacer realidad el reconocimiento político y efectivo de los pueblos indígenas, y en particular del pueblo mapuche, significativamente mayoritario en Chile. El proceso de consulta indígena desarrollado recientemente (altamente criticado por su modo de implementación) y la indemnización ofrecida a la familia de Matías Catrileo, pueden ser medidas con alto valor simbólico, pero se requieren soluciones estructurales y sustentables. La señal que da actualmente la familia Catrileo, rechazando los 130 millones de pesos de indemnización ofrecidos por el Estado, apunta ciertamente en esta dirección. Por su parte, el último informe del Instituto Nacional de Derechos Humanos, nos exhorta a tomar medidas para profundizar nuestra democracia y para fortalecer nuestra convivencia como sociedad, en especial en territorio mapuche. En esta tarea es crucial  escuchar a los los pueblos indígenas, pero también otorgarles reales espacios de representación y participación en la toma de decisiones. Sin duda, esto no soluciona un conflicto de profundas raíces, pero sí puede representar un primer paso firme y necesario en el camino al fortalecimiento de la paz y la democracia en nuestra sociedad.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Jóvenes con corazón de lucha, por Xun Betan

http://www.jornada.unam.mx/2014/11/08/oja-jovenes.html

Zapata vive, la lucha sigue, Zapata vive y vive, la lucha sigue y sigue: Palabras y consignas que recuerdo vivamente de mi infancia en las manifestaciones que en mi pueblo se daban, y que siempre marcaron ese lugar por los constantes ataques del gobierno con el fin de despojar de sus tierras a los campesinos, que celosamente las mantienen en régimen comunal. Por la organización de la comunidad y su lucha contra las diferentes estrategias del despojo de sus tierras, los gobiernos trataron de amedrentarla y acabar con la organización comunitaria matando a los líderes, encarcelando a unos y desapareciendo a otros, tal como ocurre con los jóvenes estudiantes y campesinos desaparecidos desde los años sesenta hasta la fecha.

Expreso del Sur, Oruro, Bolivia, 2014. Foto: Nadja Massün
Esos intentos del gobierno para despojar a las comunidades de sus tierras no han cambiado. Ahora lo viene realizando con las actuales reformas (energéticas, laboral, educativa) y las que se han dando en materia agraria, como lo ocurrido en 1992 con la reforma del artículo 27 y, al poco tiempo, la creación del programa Procede. En el discurso, la función de ese programa era garantizar el reconocimiento legal de las tierras, pero más que eso se centró en la privatización. La finalidad no era otra que dejar la vía libre a las grandes empresas para ocupar, despojar y apropiarse de las tierras para abrir zonas de explotación minera, petrolera y eléctricas, entre otros proyectos de “desarrollo”. Todo eso forma parte del “plan mesoamericano”. Del mismo modo, la reforma educativa sirve para que poco a poco desaparezcan las materias de humanidades, para reducir fichas de ingreso para las carreras de ciencias sociales, o para cerrar las Normales rurales. Con eso, obligan indirectamente los jóvenes a estudiar carreras técnicas para que después puedan servir como mano de obra a las empresas neoliberales.
La estrategia elegida para el despojo de las tierras ha sido provocar diferentes conflictos al interior de las comunidades. Mantener la división entre los pueblos y movimientos sociales garantiza la no organización y la indiferencia frente a las políticas de despojo. También, como medida de control de los pueblos y contrainsurgencia, están los apoyos y proyectos que de modo asistencialista se reparten a las comunidades. Otras formas de control que utiliza el Estado hacia las movilizaciones estudiantiles, campesinas, obreras, de mujeres, LGBTTI, y otros grupos en resistencia, son amenazas de muerte, hostigamientos, torturas, desaparición forzada y la muerte misma, como sucedió en Ayotzinapa, Guerrero, o como ocurre a estudiantes y campesinos desde hace años: basta recordar la matanza de estudiantes del 2 de octubre en Tlatelolco, las masacres en Chiapas –como la del 6 de octubre en Venustiano Carranza y la de Acteal el 22 de diciembre–, las de San Fernando (Tamaulipas) y Tlatlaya (Estado de México), entre otras muchas. Lo mismo sucede en Guatemala contra los pueblos indígenas: una muestra son los sucesos recientes en San Juan Sacatepéquez, con la muerte de once campesinos.
En todos los movimientos sociales, luchas y resistencias han estado presentes los jóvenes, hombres y mujeres que eran y serán siempre los motores de las grandes movilizaciones, porque son también los que le dan vida a las calles, las barricadas, el volanteo y las consignas, y con sus cantos nos guían a mantener la fe y la esperanza al son de un cambio social, un nuevo amanecer. Recuerdo a los jóvenes de mi universidad, que en las calles expresaban su coraje frente a la descomposición social, luchaban por obtener beneficios para los estudiantes, denunciaban la situación de empobrecimiento provocada por el sistema neoliberal y exigían la ampliación de matriculas y la reducción de los costos de inscripción.
El sistema neoliberal ha declarado sus enemigos a los jóvenes que luchan, se preparan, leen, estudian, trabajan y se preocupan por mejorar el sistema social frente a este modelo corrupto y mercantil que excluye las diversidades. El control que ha generado el Estado hacia este sector se expresa tanto en la violencia como en el alcoholismo, la drogadicción, el sometimiento y la manipulación en los medios de comunicación privados. Estos medios han sido una excelente herramienta del sistema para desviar la atención de algún suceso importante, como las reformas, las contaminaciones que dañan a la madre tierra, las muertes de mujeres, las agresiones y muertes a la comunidad homosexual, los ataques a los migrantes, el despojo de tierras a los campesinos.
Las manifestaciones que se daban en mi pueblo no se alejan de estas otras luchas que se dan en México y Guatemala, donde los proyectos neoliberales atentan contra nuestras tierras y nuestra vida. En los movimientos campesinos e indígenas, los jóvenes son imprescindibles para conservar la memoria de los abuelos, mantener y trabajar las tierras produciendo maíz, frijol y otros productos que se dan en la milpa. Esto, porque las nuevas políticas agrícolas generan otro tipo de agricultura, como sucede con el maíz mejorado y transgénico, los monocultivos, la construcción de represas y la apertura de zonas mineras: cosas que se proyectan en nuestras tierras sin consultar a la población, y muchos menos informar sobre sus consecuencias.
Estas luchas de los pueblos y los jóvenes son ejemplos para reflexionar y generar cambios en nuestra sociedad. Nos muestran que el modelo neoliberal no deja nada bueno para nuestra vida sobre esta Tierra. Recuerdo lo que mi abuelo me contaba respecto de los primeros maestros que llegaron al pueblo: venían de las Normales rurales y ayudaban a la comunidad porque la hacían de médicos, abogados, ingenieros y otras actividades, aparte de ser maestros. Eran personas conscientes y además trabajaban en la milpa y tenían sus hortalizas. Esa figura de maestros jóvenes era una amenaza a las estrategias del gobierno, por eso eran asesinados.
Frente a la criminalización de los movimientos y luchas sociales, es necesario organizarse y unirse en un solo camino y un solo corazón, sin guiarse por banderas políticas, ya que han desintegrado históricamente las movilizaciones sociales. No hay que perder de vista nuestra historia; eso nos ayudará a mejorar el caminar de nuestros pueblos. Los jóvenes siempre serán el motor de cambio en esta lucha social y para eso es importante reconocer que somos jóvenes con sueños.
Xun Betan, escritor tsotsil originario del municipio Venustiano Carranza, Chiapas.
Somos jóvenes
con sueños
Cuando nací, no sabía quién soy
Caminando en la milpa me encontré
Llegué a los brazos de mis abuelos
Hermosa tierra que guarda mi ombligo.

Caminé las montañas y canté al viento
Abrí las puerta de las nubes y del tiempo
Bebí agua de los ríos y de arroyos
Sembré flores y maíz en mis libros.

Bailé en las montañas y dibujé las estrellas
Leí los pueblos y escribí las injusticias
Grité a los corruptos y enfrenté el dolor
Abracé a mis hermanos y agarré el azadón.

No sabía quién soy
hasta que mataron a mis hermanos.
No sabía quién soy
hasta que nos quitaron nuestras tierras.
No sabía quién soy,
pero aprendí de mis abuelos a denunciar la tiranía,
a luchar por la libertad, la justicia y la dignidad.
Aprendía a decir: ¡hasta la victoria siempre…!
Oy jvayojelkotik
ta kuxlejal
Bak’in li ayane, mu jna’ bu li liktal
ta xambal ta chobtik la kojtikin jba
lik’ot ta sk’ob jmuk’tatotak
lekil ch’ul balumil la snak’ben jmixik’.

Ch’ul ja’mal la jxan, la jk’ejinta ch’ul ik’
La jambe sti’ ch’ul tok, la jambe sti’ osilaltik
La kuch’be ya’lel ch’ul uk’um, ya’lel sat vo’
Ch’ul nichim, ch’ul ixim la jts’un ta jvun.

Ta ch’ul vits li ak’otaj, la jlok’ta ch’ul k’anal
La jk’oponta jlumal, la sts’ibabe xchopolal
Li avan ta stojol chopolal, la jta vokolil
La jmey jchi’iltak, la jtsak te jluke.

Mu jna’ bu li liktal
Ja’ to bak’in la smilik jchi’iltake
Mu jna’ bu li liktal
Ja’ to bak’in la spojik jlumalkotike
Mu jna’ bu li liktal
Ja’ no’ox la jchanbe jm’e jtot yavanel la’banel,
la jchanbeik sa’el kolel, lekilal xchi’uk ich’el ta muk’.
La jchan yalel: xkil jbatik ono’ox ta sbatel osil…!


Entrevista Carlos Bresciani

http://www.lasegunda.com/Noticias/Politica/2014/10/972563/lo-que-el-estado-no-hizo-de-derecho-las-comunidades-lo-estan-haciendo-de-hecho


"Lo que el Estado no hizo de derecho, las comunidades lo están haciendo de hecho"

El sacerdote dice que el verdadero paso que hay que dar, es hacia la autonomía. 

por:  Fernando Duarte, La Segunda
jueves, 30 de octubre de 2014
"El 5 de octubre, después del corte de la ruta que une Cañete con Tirúa, nos tocó adelantar una caravana de Carabineros con guanacos, tanquetas, cinco carros... Era un convoy que creaba la sensación de miedo, de represión, de 'aquí estamos en zona de guerra', y eso no es así".
El relato es de Carlos Bresciani, probablemente el jesuita que más sabe hoy del conflicto mapuche en Chile. Hijo menor de una familia santiaguina, estudió en el San Ignacio de El Bosque, y, ya siendo cura, partió a los 33 años a internarse en Arauco. De eso han pasado nueve. Casi una década en que ha visto cómo la zona no logra salir de la pobreza ni avanzar en su historia.
Hoy Bresciani es el jefe máximo de la misión jesuita mapuche en Tirúa, un pueblo donde los días se pasan intentando sobrevivir a la falta de trabajo.
-¿Y qué labor hace aquí?
-Tratamos de acompañar las vidas de las familias. Sobre todo de mapuches, pero también chilenas, tratando de crear puentes, de que podamos reconocernos como hermanos desde nuestras distintas espiritualidades. Nuestra apuesta no es para hacer proselitismo religioso, no estamos para hacer más católicos. Queremos relaciones justas, y desde ahí creemos que podemos acompañar los procesos.
- ¿Y qué es lo que ve en ese acompañamiento cuando hay hechos violentos?
-La mayoría tiene una conciencia de que hay un derecho que exigir y que tiene que ver con la reparación de una deuda histórica que tiene muchas aristas: restitución, autogobierno con posibilidades de reconocimiento y no sólo desde un punto de vista folclórico. Tienen ese horizonte de lucha colectiva por los derechos, con distintos lenguajes.
En general, el comentario "es podré estar de acuerdo o no en el modo, pero esto es fruto de una negación primera, es reacción de una acción que realizó el Estado históricamente y que además se suma a la pobreza del lugar, a la sensación de exclusión y postergación".
-La furia de los mapuche no se aplaca. Más bien va escalando.
-Mientras todo se deje en lo policial o se judicialice, el problema se va a agudizar y el reclamo social va a empeorar.
La reacción policial hace que los más moderados se radicalicen. Desde hace muchos años, comunidades, dirigentes, nosotros como Iglesia, algunas ONG y el Observatorio Indígena, entre otros, decimos que si no se respondía a las demandas como una política de Estado, más allá del gobierno de turno, y que implique restitución territorial y hacer productivas esas tierras, la crisis se va a agudizar.
-¿Y cuando dice que se crea una sensación de zona de guerra, cree que hay es un prejuicio, entonces?
-Este país continúa siendo clasista y racista y se sigue actuando desde ahí. Veo buenas intenciones en mucha gente de gobierno, pero repito, desde el momento en que las políticas y las reacciones son sólo a nivel judicial y policial, va a seguir habiendo reacción contra reacción.
-Pero el último incidente grande no se produjo por la deuda histórica, sino por un robo de madera.
-Los cortes de caminos siempre son gatillados por un tema puntual y en este caso fueron dos: primero, en solidaridad con el comunero que murió en Galvarino y segundo, porque las forestales, en especial Arauco y Volterra, no estaban comprando la madera de las comunidades que provenía de las tierras que los mapuche están recuperando de esas mismas compañías. Eso en términos legales es robo, pero una cosa es lo legal y lo otro es lo legítimo. Aquí hay que ser súper sincero: las forestales reciben toda esa madera igual, aunque sea robada.
Lo que el Estado no ha podido hacer de derecho, las comunidades mapuche lo están haciendo de hecho. El Estado no ha sido capaz de ponerse los pantalones y decirle a estas empresas que sus impuestos queden en el territorio. Estas pagan una patente municipal que es irrisoria comparada con las utilidades que tienen.

Autonomía, sin espantarse

-Pero últimamente se han visto gestiones desde el gobierno para buscar una solución. Por ejemplo, la idea de crear un ministerio indígena.
-No me he metido a ver de qué se trata porque sé que eso responde a tratar de darle una institucionalidad más seria a la hora de repartir recursos por parte del Estado al mundo indígena y que no sea sólo a través de la Conadi, que está absolutamente deslegitimada.
Lo que un ministerio podría hacer, supongo, es hacer más expedito el traspaso de recursos y podría solucionar algunos problemas para el Estado en términos burocráticos. El problema de fondo es cómo participan las comunidades en la toma de decisiones de sus propios territorios y creo que esa es una pelea más grande que hay que dar.
-O sea, la autonomía.
-Sí. Uno lo puede decir con nombres más bonitos, porque al hablar de autonomía la gente se espanta. Igual como cuando se habla de expropiación o de violencia, conceptos que han sido instalados con mucho prejuicio. Ahora, esa propuesta tendría que ir al Senado, donde creo que no quedará en nada.
-El intendente Huenchumilla pidió un presupuesto especial para hacer habitables las tierras para mapuche.
-Es lo que se necesita. Porque así como en su momento el Ejército invadió el territorio mapuche, entregando las tierras a colonos chilenos y extranjeros, hoy se tiene que pagar esa deuda histórica. ¿Cómo? Comprando tierra, pero generando una política de recuperación agrícola porque eso forma parte de la identidad de estas personas, de sus raíces, de su modo de relacionarse, de su espiritualidad.
-¿Ve posible que el chileno pueda entender esa relación espiritual de los mapuche con la tierra?
-Para ellos la tierra es alguien, no algo. Alguien tiene que ver conmigo, con mi familia, con mis antepasados, con mi futuro. Entonces, desde el momento en que se relacionan con alguien que les da y con quien establecen una relación recíproca, quieren que ese contacto se produzca no desde el utilitarismo, si no desde el centro de la espiritualidad. Y creo que entender eso nos haría bien a todos.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Seminario de Pastoral Mapuche abordó tema de la Violencia en la Araucanía

Seminario de Pastoral Mapuche abordó tema de la Violencia en la Araucanía

Violencia en la Araucanía, ¿causa o consecuencia? Así se tituló el seminario efectuado el viernes 29 de agosto en el Aula Magna del Arzobispado Concepción, organizado por la Pastoral Mapuche de la Arquidiócesis y la Comisión de Pastoral Mapuche de la diócesis de San José de Temuco, con el apoyo de la Vicaría de Pastoral Social de Concepción, Fundación Instituto Indígena IX región y JUPIC Araucanía.

El primero en intervenir fue Florencio Manquilef, ngenpin (quien tiene la autoridad para hablar), que ofreció una mirada de lo que acontece en el territorio donde están los mapuche, bajo el título “Visión y mirada testimonial reflexiva sobre la violencia territorial, humana y espiritual mapuche en la Araucanía”. Expuso que “la violencia en la región de la Araucanía tiene una raíz, lo que se sembró se está cosechando”. “Creo que la violencia se ejerce cuando hay atropello, y el atropellado se defiende, por lo tanto la violencia tiene origen, historia, pasado y presente, es una historia que se instaló desde la colonización, la conquista y la mal llamada pacificación de la Araucanía y evangelización a los herejes. Esto es lo que se sembró y esto es lo que se cosechó: sólo violencia, angustia, dolor, lágrimas y sangre”.

En este camino, Manquilef se refirió a cuatro momentos difíciles: “el primero fue por la ideología política de la colonización y conquista acompañado por la evangelización desde 1492 a 1536-1552. El segundo, con el propio Estado chileno, el honorable ejército de la nueva nación que comienza a declarar la guerra al pueblo mapuche con la mal llamada pacificación de la Araucanía; el tercer enfrentamiento con los colonos de Europa y los militares premiados por la guerra del pacífico ya asentados en nuestro territorio, donde hubo asaltos, robos, quema de rucas y siembras, violaciones, maltratos, enajenaciones de las tierras e introducción del alcohol a cambio por la tierra. Y finalmente el cuarto enfrentamiento hoy con las grandes empresas nacionales y transnacionales enajenando, expropiando y privatizando los pocos recursos que van quedando a través de los grandes mega proyectos interviniendo a través de una política desarrollista y asistencialista. ¿Cómo pudo y puede resistir tanta violencia sobre violencia y maltrato nuestro pueblo?”, se preguntó.

En su mensaje final, el primer expositor manifestó que “la justicia y la paz no se construyen con discursos xenofóbicos, con palabras mezcladas con odio, ni con discursos de superioridad ridiculizando y minimizando al otro”. “La justicia y la paz no se construyen criminalizando y encarcelando a los lonkos y líderes weichafe que luchan y alzan su voz reclamando su derecho”. “Vienen días difíciles para los seres vivientes de la tierra en lo que se refiere a la vida humana y a la biodiversidad y está próxima la lenta muerte de nuestra madre tierra y cuanta vida existe en ella. La lenta muerte de los seres humanos por la destrucción de la base esencial que es la familia, por la sectorización y fragmentación de las comunidades, por el individualismo, acaparamiento y empoderamiento sociológico y cultural del comercio imperante”.

En segundo lugar intervino el historiador Pablo Marimán, quien destacó varias ideas como por ejemplo que “se insiste sobre el pasado porque es imposible comprender el presente, lo que sucede en la actualidad, si no captamos que hay un hecho en la historia en el cual esa cierta relación de equilibrio de la sociedad mapuche con la sociedad huinca, se rompe a favor del mundo huinca, que pasa a ser dominio exclusivo de quienes construyeron el poder y el Estado entero”. Así, se refirió a la “naturalización” del acto de repartirse tierras que pertenecen a otros, en alusión al período de conquista en el cual se empieza a deshumanizar y mirar para abajo “a esa gente primitiva, incivilizada, que no se asemeja a la cultura de los europeos de la época”.

Marimán también se refirió a la guerra que el Estado aplicó en contra del pueblo mapuche, que parte en 1860 y culmina en 1885, 25 años en los cuales insistentemente las tropas del ejército de Chile irrumpen en el territorio del sur del río Bio – Bio y van empujando la frontera. Aquí, hizo referencia a los grupos civiles de colonos, “que brindan un apoyo táctico a las políticas de conquista que se emprendió en la guerra de la Araucanía y a quienes se asignó el 95 por ciento del territorio que ocupaban los mapuche desde Bio – Bio al sur en el año 1860”.

Como tercer punto, el historiador detalla que “el Estado, una vez dentro del territorio mapuche, va a reproducir su institucionalidad, sus normas, sus leyes. No va a gobernar estos territorios en los lonkos, pero trae sus instituciones para operar en estos espacios. Instituciones económicas, políticas, educativas, religiosas, y esas son las que ahora van a valer y primar sobre las demás, lo que no es menos porque en el fondo en la actualidad lo que anima las luchas del pueblo mapuche son las luchas por el territorio pero la otra parte es quién decide sobre lo que se hace en el territorio, que es una cuestión de gobernabilidad del espacio. Hoy gran parte de las tierras están plantadas de pino y eucaliptus, y a nadie le preguntaron”. “El acto violento que encierra esto es que al pueblo mapuche se le corta el derecho de autogobernarse que se traspasa a las instituciones estatales”.

Finalizando las intervenciones correspondió el turno al teólogo Jorge Costadoat sj, quien de entrada pidió disculpas a la audiencia y dijo que tuvo que cambiar lo que tenía previsto presentar al oír a los dos oradores anteriores. “Me tocó, me conmovió lo que han compartido. Es conmovedor escucharlos, es una historia de mucho sufrimiento e injusticia, de la cual nosotros los huincas nos hemos beneficiado porque el silencio ha sido favorable a los que nos ha ido bien en este país y lo digo con vergüenza, a uno no le tocan responsabilidades directas de las injusticias que ocurren pero sí el pecado social, estructural, que son modos de organizar la vida que benefician a unos y perjudican a otros”.

“Hay que distinguir violencias y violencias porque hay una violencia que puede ser una reacción a la injusticia y otra que verdaderamente puede ser una injusticia. Y eso queda, se sufre, produce rabia, odio, y merece silencio, ser escuchado por los que no lo han sufrido. Mientras al país no le entre hasta los huesos esta experiencia de sufrimiento injusto por siglos es muy difícil decir paz, paz”.

Costadoat concluyó afirmando que “la Eucaristía, que es la mesa compartida, tiene que ser no la mesa de la paz sino la mesa de la reconciliación. La historia está en disputa, hay injusticias históricas, hay atropellos, y para que podamos comer en paz el pan eucarístico hay que saber que es pan de hermanos y que nuestras sociedades muchas veces son fratricidas. Vamos a comer el pan en paz cuando haya justicia”.

Al terminar el Seminario el Pbro. Hernán Llancaleo, asesor de Pastoral Mapuche de la Arquidiócesis de Concepción, evaluó el encuentro como muy edificante. “Hay una amplitud del horizonte de la temática de la violencia hacia atrás, hay orígenes, fue una exposición que quedó gustando. Creo que estas reflexiones hay que volver a escucharlas, el tema no se agota, hay que difundirlo, gustar para comunicarlo, y como se dijo acá hay mucha historia que no está escrita pero que sí es oral, y eso es lo que hay que descubrir, esas historias orales que son verídicas”.

Larry Henríquez Bravo – Periodista
Unidad de Comunicaciones

Vicaría de Pastoral Social

Memoria Encuentro Red Indigena SJ

Memoria Encuentro Red Indigena SJ
Tarahumara-México

Entre los días 4 y 10 de agosto pasados nos reunimos en Sisoguichi, Sierra de la Tarahumara, Chihuahua-México, 56 compañeros y compañeras de la Red de Solidaridad Indígena de la Compañía de Jesús en América Latina, para compartir nuestra palabra entorno de la Espiritualidad y la Resistencia de las culturas ancestrales. Colaboradores unos de los otros, éramos 33 jesuitas y 23 amigos y amigas de Chile, Perú, Bolivia, Ecuador, Brasil, Guatemala y México. Fue una reunión llena de consolación e inspiración para continuar nuestra caminada con los pueblos indígenas de América. Aquí nuestra palabra para ustedes.

Nuestro encuentro comenzó en Chihuahua. Los hermanos jesuitas de la Tarahumara nos recibieron a las diferentes delegaciones que íbamos llegando ese día. Nos fuimos reencontrando compañeros y compañeras de camino. Con alegría nos saludábamos y volvíamos a recordar pasados encuentros de la Red. Ese mismo día, 4 de agosto, partimos a en “Camión” o bus rumbo a la sierra Rarámuri. Cinco horas de viaje para llegar a Sisoguichi, a la Misión de la Compañía de Jesús en tierra de nuestros hermanos Rarámuris. Ahí nos recibieron el resto de los hermanos jesuitas e indígenas con gran alegría. Fue nuestro primer encuentro de todos y todas los que caminamos juntos en los senderos de nuestros Pueblos Indígenas. Palabras de bienvenida del superior de la Misión y del coordinador del encuentro, Pablo Castro. Luego a descansar para comenzar al día siguiente con la rogativa de la mañana.

Martes 5 de agosto

Temprano en la mañana, nuestros hermanos de Bolivia, Ecuador y Perú nos guiaron en la oración. Calixto, diacono y sabio aymara, nos guió en una oración para rescatar la buena relación con el Señor y encontrar la fuente de la vida. Todo está unido, tierra, seres humanos y Dios. Todos somos seres vivos que necesitamos reconciliarnos y recibir fuerzas unos de otros.
Luego comenzaron las presentaciones y relatos de las diferentes delegaciones manifestando la realidad de sus pueblos en torno al tema que nos convocaba: La espiritualidad de los Pueblos en resistencia y su relación con la justicia y la ecología.

Nuestros hermanos de Bolivia, Ecuador y Perú nos compartieron su palabra, su vivencia, su espiritualidad. A través de diferentes palabras dichas en cada idioma de nuestros Pueblos se nombraba a la tierra como Madre, como alguien vivo que nos da la vida. En ella recorre como sangre el agua y nos alimenta con todo lo que hace crecer. Madre tierra que está siendo amenazada por megaproyectos y por una visión de mundo que no la considera como otro, como alguien vivo.


Palabras como la de nuestros hermanos del pueblo Awajun de Perú en la Amazonía. Nos manifestaron su lucha como pueblo por la defensa de su territorio, de su vida, de su espiritualidad: “Yumi, agua es vida. Tenemos un solo espíritu que debe ser respetado. La visión occidental impone al dinero como forma de desarrollo. Hay un problema de la imposición de una cultura sobre otra.” “Bienestar es vivir en armonía con nuestros hermanos y seres vivos. Bosques y ríos no deben de estar contaminados. Ahora se tienen problemas con las empresas mineras, además que el  gobierno no respeta los acuerdos. Ha habido amenaza desde el Estado peruano.” 


A esas palabras se sumaron otras, como la de nuestros hermanos de Bolivia tanto de la selva como del área andina: “Nuestra cosmovisión está ligada al monte y la selva. Hay todavía una espiritualidad subterránea, no visibilizada. Todo es común. Los pueblos dudan que el gobierno los respete, construyen carreteras sin consultas previas. La mayor preocupación de los pueblos indígenas es el respeto a la naturaleza. Pero la nueva generación necesita la experiencia de los mayores, porque han salido del territorio y la han perdido. La lucha por la tierra y el territorio continúa.” “En nosotros, los Aymaras, no existe la creación. Kawkipachi: venimos del tiempo infinito. Lo que hay es el lugar de todos los seres vivientes. En la cultura andina, todo tiene espíritu, todo tiene su ser espiritual. El equilibrio es el tema de la fiesta. La fiesta es para lograr el equilibrio (no para demostrar que se tiene dinero). La fiesta está ligada a la tierra. Es necesario conjugar con la espiritualidad cristiana.”

Y también nuestros hermanos de Ecuador nos compartieron su espiritualidad y su caminar: Decir “tierra” es inseparable a entenderla como “tierra india”. Nosotros somos uno, porque somos indios… hay una vida india. “Una sólo cabeza, un solo corazón, una sola boca”. Razonar juntos sin que nadie se quede atrás. Uma Shungu: una cabeza. Unidad y verdadera democracia india. Somos uno aquí y ahora. Vaticano II cambia la dinámica de las misiones. Se tiene que ir a buscar las semillas del Reino a las culturas. Dios está en el pueblo desde antes, aunque desconozcan a Jesús. Hay que descubrir, escuchar a la gente, captar lo que nos dan (más que llevar algo). Es importante que ellos crezcan a través de su propio modo de ser. Existen dos posturas interesantes: 1) en contra del gobierno y 2) los que piensan que el gobierno dé al pueblo indígena lo que le corresponde. La marcha de los 90’s fortaleció la conciencia inmensa: el indígena existe y lucha.”

Luego de las presentaciones tuvimos posibilidad de dialogar lo que iba quedando en el corazón, afirmaciones y preguntas en el caminar.

Algunas palabras hablaban de la tensión que existe en los jóvenes y su educación ante la cultura occidental que los aleja de sus comunidades, que los aculturiza con la educación: “La idea es que se va a la escuela para ser mejor, pero provoca la expulsión o emigración de los jóvenes. Los jóvenes ya no retornan a las comunidades. Es todo un tema: ¿cómo fortalecer la identidad en base a la tierra?” “La educación puede convertirse en una amenaza. ¿Cómo hacer un aporte a la comunidad desde la comunidad misma? Cada pueblo debe apropiarse y valorar su propia identidad.” La educación no es muy buena hoy en día, porque ha perdido las raíces del hogar y la madre. Mis hijos nacieron en mi casa y tuve la fortuna de enterrar la placenta en la entrada de mi casa para que mis hijos vuelvan. Hoy estamos sometidos a hacer lo que nosotros no queremos hacer. Seguimos sometidos a leyes que nos imponen.”

Otras palabras surgían en torno a la relación con la tierra desde la perspectiva occidental y desde los Pueblos Indígenas. Y cómo la fuerza de los proyectos de extracción (mineras, petroleras, carreteras, forestales, etc.) van destruyendo la Madre Tierra: “La espiritualidad está ligada a la tierra. Sin embargo, la apuesta hoy en día es que todos salgan de la ciudad al campo. El territorio es libre, abierto. No hay posesión territorial. En la espiritualidad de la tierra, todo es ritual. El consumismo y la idea de la competencia destruyen la espiritualidad. No se puede poseer el agua o la tierra, pero el sistema nos orilla a eso. No se trata de poseer la tierra, sino de defenderla. No decimos “nuestra tierra” en el sentido de que yo pueda hacer lo que quiera con ella. Es mía pero a la vez no. Tengo el derecho a utilizar sus materiales y beneficios, pero no es mía en el sentido de que pueda hacer negocio con ella. El sentido no es material o económico, sino de riqueza que da la vida. Nos vemos como parte de la naturaleza, por ejemplo un árbol tiene los mismos derechos que nosotros. La gran empresa destruye la parte húmeda de nuestro territorio y las partes sagradas”.

Y las palabras y relatos van dando pie a otros pensamientos y sentimientos en torno al modo de vivir en este mundo. Dos modos de vida puestos en tensión. Buen Vivir o Vivir Mejor:
“Distintas espiritualidades, incluyendo la cristiana, toman el “buen vivir”. Está en lo más profundo del corazón, de la humanidad y del universo. Esto tiene mucho sentido en un mundo que está al borde del colapso.
Profundizando en la lengua, se descubren muchas cosas. “Ganar” o “ser el mejor” no existe en la lengua; más bien es el compartir o ayudar a otro. Por ejemplo, en la parcela no existe “el ganar”, sino el “cambio de mano”. Decir “nuestra tierra” en castellano tiene un significado diferente a si se dice en Xotzil, pues en castellano tiene el sentido de la propiedad y no el comunitario o lugar de vida. Se piensa en resistencia y no dejar el territorio a los extranjeros, pues harán hoteles y nos convertiremos en sus trabajadores. Es importante ir a la fuente de nuestra espiritualidad y seguir siendo indígenas en el campo, la ciudad o el extranjero; donde estemos.”

La lengua como signo y herramienta de resistencia fue abriéndose paso en nuestros diálogos: “En nuestra
lengua se han introducido significados del mundo mestizo porque se han querido expresar situaciones propias de aquel mundo. Un pueblo deja de hablar su lengua por fuerzas maliciosas que hay detrás. Por ejemplo: ¿cuánto se habrá sufrido por no hablar castellano que ahora se quiere hablar? Gracias a Dios siempre hay restos que conservan su orgullo. Signo de civilización en las escuelas de la sierra tarahumara: quitar la lengua indígena. No se toma como algo de ellos que valga la pena. Pero si uno se interesa por su lengua, a ellos les entusiasma. En el patio de la escuela no podía hablar mi lengua. No queremos que nos roben, ni que nos engañen, como a nuestros antepasados. Por eso hemos aprendido castellano.”

Y por último la necesidad de reconocer como jesuitas las propias incoherencias y la necesidad de aprender: “¿En qué hemos sido parte los jesuitas de las fuerzas malévolas? No hemos reconocido el sacramento que hay en la expresión de los pueblos indígenas. Como jesuitas, no tenemos formación previa para entrar a los pueblos indígenas. Estudiamos humanidades, pero no algo relacionado con el tema de los indígenas.”




Miércoles 6 de agosto

Al día siguiente, temprano en la mañana, comenzamos con nuestro corazón disponiéndose al encuentro desde la oración guiada por nuestros hermanos mapuche de Chile. Con nuestras rodillas hundidas en la tierra le pedimos a Dios Padre y Madre que nos acompañara en este día. La ñaña Elba nos guio con su canto y baile en torno al Rewe (“altar”).



Por la mañana fuimos a conocer el Divisadero y la barranca del Cobre. Hermosas y profundas quebradas del territorio Raramuri. Conocimos el Hospital que la Misión jesuita lleva adelante y las hermanas nos recibieron con mucha alegría.



Por la tarde nuestros hermanos de Chile y  Brasil compartieron su palabra.  Cargada de espiritualidad que resiste ante tanto embate de un modelo que se opone al Vivir Bien.

Nuestros hermanos mapuche nos compartieron: “Experimentamos una pérdida de la cultura. Con la llegada de la gran empresa, entró en la vida el signo del dinero. Somos como el crecimiento de un árbol. El buen vivir es la forma de convivir bien, cuidándonos los unos a los otros, incluyendo a la naturaleza. Domina un sistema pensado en términos de moneda y extracción que hay que cambiar. Estamos metidos en el sistema del “más y más”, de la competencia y necesitamos pasar del vivir mejor al Buen Vivir; de la ética del “siempre más” a la ética de lo suficiente. A veces abrazamos lo material y por dentro estamos huecos. Debemos tener una espiritualidad fuerte. La riqueza que se nos ha sido dada es para compartir. Estamos rodeados de espiritualidad. “Convenio” viene de “conveniencia”: los políticos hacen lo que les conviene, cuando quieren algo de los otros. Ahora el mar está privatizado y lo mapuches ya no podemos tomar nada de él. La palabra era sagrada antes, ahora no. ¿Dónde irá la cultura y el respeto?”

Y nuestros hermanos del Brasil: “La espiritualidad atraviesa la naturaleza y contacta con Dios. Se generan puntos positivos y negativos a partir de la introducción de otros grupos en el mundo indígena (como políticos, hacendados y religiones). La introducción de electricidad, por ejemplo, cambia la dinámica de las comunidades. Es un problema sustentar una población que crece mucho con una tierra que aunque grande, produce poco. Hay un debilitamiento del espíritu comunitario por el alcoholismo. El gobierno brasileño es anti-indígena.”

Al final del día nuestros hermanos del Brasil nos animaron con su canto “Vida Nova”. Esperanza a pesar de todo.

Jueves 7 de agosto




El amanecer comenzamos, una vez más, elevando nuestra oración en torno al altar maya, lleno de la vida que nos da la Madre Tierra a Dios. Oración a los cuatro puntos cardinales (por donde sale el sol, por donde se oculta, por donde viene el aire caliente y por donde viene el aire frío). También al centro, donde se unen el cielo y la tierra. Se hacen presentes la Madre Tierra y el Señor de los Cielos nombrándolos en las diferentes lenguas originarias.

El encuentro siguió con la visita y palabras del Obispo del lugar. Luego nuestros hermanos de Guatamela y México nos compartieron su palabra llena de resistencia y defensa de una espiritualidad ligada a la tierra.

Nuestros hermanos de Guatemala nos compartieron su experiencia desde tres puntos: composición del lugar, resistencia y espiritualidad. Ricardo Falla compartió su experiencia entre 1982 – 1994 viviendo con las comunidades en resistencia del Ixcan: “La gente se escondía en la montaña como resistencia. Muchos huyeron a la frontera, a Mexico, otros se quedaron en la resistencia. ¿Cómo influyó la espiritualidad para la resistencia? Con la sola espiritualidad no se iba a resistir, se necesitaba más: la selva ayudaba para esconderse, el apoyo desde la Iglesia de Chiapas, la guerrilla, etc. Hubo una espiritualidad de un silencio de Dios prolongado… no se podía celebrar en un campamento de corte marxista-leninista. En la cultura de aguante existía una espiritualidad. Además, estaba presente la espiritualidad de la fiesta como modo de resistencia y comunión cósmica. Hay una cultura profunda enterrada.” Luego Guayo nos comparte del pueblo Xiche y la lucha por defender y recuperar la cultura en los jóvenes: El pueblo kiché es un pueblo migrante que está en todo el país y Centroamérica. Todos los pueblos tienen la memoria histórica de la imposición. Con nosotros, un equipo de jóvenes comenzó a trabajar con el tema de la inculturación. La liturgia se incultura en un pueblo que no está muriendo: hay más de un millón de kichés. La iglesia se propone cuatro líneas de acción en 1989: CEB`s, inculturación, formación y promoción humana. A pesar de las dificultades, nos mantenemos. Tenemos un gran corazón y todos caben ahí. Hay una reconstrucción y recreación de la espiritualidad; se recupera el traje y la vestimenta con los jóvenes. La recuperación del calendario es importante, la gente sigue el calendario ritual para el ciclo agrícola. Hay un sentido de recuperación de la historia entre los jóvenes y en las comunidades indígenas. Hay elementos externos que protegen a una cultura, pero lo importante es lo de adentro: se tiene que salvaguardar la semilla, lo que hará que el pueblo siga vivo en el futuro.”

De México nos compartieron las diferentes realidades y luchas de los pueblos. Desde la defensa de la lengua en los tzeltales, tzotziles y choles, pasando por la defensa del territorio ante la posible construcción de la carretera como preámbulo a las petroleras o entradas de mineras en Soteapan y Pajapan, hasta los encuentros de guías espirituales como forma de concientización y fortalecimiento de la espiritualidad: “Hay que generar una descolonización del pensamiento, a veces los mismos indígenas nos discriminamos.” Así también iniciativas radiales y de educación en los Huayacocotla y Ayuuk como caminos de resistencia ante los embates extractivistas y colonizadores del modelo occidental capitalista.






El día terminó con la celebración de otra Eucaristía con signos y palabras diversas de todos los pueblos presentes. Se celebraba también los 200 años de la restauración de la Compañía de Jesús.






Viernes 8 de agosto

Iniciamos el día al amanecer, como siempre, con nuestro encuentro en oración. Guiada por nuestros hermanos de Guatemala. Nuestro hermano Guayo nos guio a partir de la cuenta del calendario maya. Guayo es llamado el contador del tiempo, es decir el que tiene la sabiduría para leer en el calendario maya la realidad de cada uno y de los pueblos. Se hizo a partir de la fecha de restauración de la Compañía de Jesús y la palabra final para los jesuitas es que aún hay que completar con nuestro compromiso lo que falta para llegar a ser plenos. Debemos preguntarnos en este día ¿qué debemos hacer para ser completos?

Este día nos compartieron su relato los hermanos dueños de casa. Los jesuitas y hermanos y hermanas indígenas de la Tarahumara. Ellos nos compartieron desde la sabiduría de sus mayores cómo se puede ser Rarámuri en estos tiempos. La respuesta vino de la recuperación de las fiestas y tradiciones del pueblo como el Yumari. Fiesta que esa misma noche pudimos vivir y acompañar. Ellos nos compartieron su palabra: “Queremos seguir haciendo los ritos, seguir comunicándolos como Onorúame los comunicó al primer hombre. Nuestra Madre Tierra está herida y no tiene fuerza para que los hombres se comuniquen con ella. Tenemos gusto de estar con “otros rarámuri”, en búsqueda del que está allá arriba y que vive aquí en la tierra. Estamos acompañados, nos dice Onorúame: de los religiosos. Nos quitan la tierra y los pinos los de fuera porque sólo se basan en sus valores y no en los nuestros. Nos dan cosas materiales para cerrarnos la boca y los oídos, para que no hablemos. La única manera que podemos seguir nuestra lucha y resistencia es seguir haciendo nuestras tradiciones, seguir bailando. La tierra es de todos, no se vende. La tierra se ha debilitado con los químicos fertilizantes. Importante saber que no estamos solos, que hay otros pueblos y estamos juntos.”

Al final de la mañana y en la tarde pudimos dialogar sobre nuestra Red. Así mismo otras redes y espacios nos compartieron su caminar:

- Red de Solidaridad y Apostolado Indigena de la CPAL. Se quiere un acompañamiento a los más necesitados, a los pueblos originarios. Van 30 años de encuentros, diálogo y aprendizaje. 60 jesuitas participan en la red, la mitad son de México. Nos caracteriza la inserción, el trabajo en redes, los aprendizajes y que somos compañeros. Nos cuesta la comunicación y el seguimiento a los temas que discutimos, la vinculación con otras redes y afrontar el problema de los indígenas urbanos. El buen vivir está por ser traducido a los pueblos: hay una resistencia cargada de espiritualidad.

-          CPAL social. Roberto Jaramillo nos compartió que existen 36 obras que tienen un pie “en la tierra” haciendo acción social, formación, producción de revistas o boletines y con incidencia. Se puede aprovechar y relacionarnos con otras redes e iniciativas que están relacionadas con nosotros en sus temáticas:
o   Red de Incidencia Global en temas de gobernanza, recursos naturales, minerale y energéticos. Están realizando un mapa participativo de la situación actual de nuestros países en estos temas.
o   El servicio jesuita de migrantes, refugiados. Rafa Moreno es el coordinador de Migrantes y Sergio Coronado de CINEP.
o   Boletín de la CPAL social, para noticias e información de la Red.
o   Las Congregaciones provinciales y General. Y los 40 años del decreto cuarto.

- Fe y Alegría. Rafael García nos compartió lo que se ha trabajado en una educación más pertinente al mundo indígena. Hay mucho camino hecho por parte del equipo. Se tiene metodología para abordar la “Educación Indígena” (desde el “vivir bien”). Vivir Bien es la formación integral y holística del ser humano. El modelo incorpora la educación liberadora, la historia-cultura y experiencias anteriores.

- Comisión de dialogo interreligioso de la SJ. Felipe Jaled es miembro de esa comisión y nos compartió la importancia de estos encuentros y de cualquier aporte que se le pueda hacer a él para dar una visión de la espiritualidad de los Pueblos Indígenas en LA. También sobre la necesidad de formar a los nuestros en estas temáticas.

- La “Caminata Espiritual por la paz y la unión de los Pueblos Indígenas”: Xun Betan nos compartió esta iniciativa como una manifestación de su espiritualidad y resistencia: del Salvador hasta isla de los alacranes en Chapala, Jalisco, México. Es un signo de vinculación y organización de los pueblos originarios. A realizarse del 21 de marzo al 3 de mayo de 2015. Los días propiamente tal del encuentro son del 1 al 3 de mayo.





Trabajo final en grupos

Al ir terminando nuestro encuentro quisimos recoger lo que va quedando en perspectiva de futuro. Lo hicimos bajo dos preguntas: 1) Desafíos de los pueblos originarios que debemos acompañar como red y 2) palabra de la red a los jesuitas de todo el mundo reunidos en la Congregación General. De ahí salieron algunas tareas para el nuevo coordinador y la RED. Pablo Castro quien asumió en el anterior encuentro debió terminar su tiempo como coordinador debido a que no está directamente viviendo y trabajando en comunidades indígenas. Si sigue muy unido en el corazón e indirectamente colabora. Le damos las gracias por este servicio y por su sabiduría en la conducción de la RED. Asume como nuevo coordinador Franz Berjerano de Bolivia.

Pregunta 1:
·         Defensa del territorio desde la formación de los jóvenes indígenas en teología india.
·         Territorialidad, estar atento a las nuevas formas de colonización y ¿cómo se acompaña a los jóvenes?
·         Reconciliar Dios-prójimo-creación
·         Volver a las fuentes espirituales para recrear la vida presente y que los jóvenes se sitúen
·         Atender las amenazas de los territorios por empresas extractivistas y promover la identidad de los jóvenes indígenas desde ellos mismos.
·         Recuperar a los jóvenes para la cultura indígena, participación de la mujer, diálogo interreligioso y tener una plataforma de lucha común.
·         Tema del vivir bien y los jóvenes.
·         Destrucción del medio ambiente, violencia a la identidad indígena desde lo político-económico, otras culturas o religiones, educación que surja de la vida de las comunidades, secularización (pérdida del sentido religioso para los jóvenes) y defensa del territorio como lugar de vida.
·         Profundizar en la espiritualidad indígena, la educación, apoyar en demandas de la defensa del medio ambiente, rescate de la cultura en jóvenes, migración, recuperar territorio ocupado por las transnacionales. Resumen: Recuperar el territorio para fortalecer la cultura ancestral por medio de los jóvenes. 
·         No olvidar pueblos originarios que son aplastados y la defensa del medio ambiente.

Pregunta 2
·         Palabra de aliento sobre los pueblos indígenas.
·         Destinar jesuitas al mundo indígena con formación, siendo promotores del buen vivir
·         Continuar una comisión de diálogo interreligioso y ecuménico, impulsar trabajo del diálogo interreligioso con los pueblos indígenas, formación de los jesuitas en tema de apertura hacia los pueblos indígenas.
·         Compartir información en los medios de comunicación.
·         Mandar gente cualificada a los pueblos indígenas (que se incluya el tema indígena en la formación de los jesuitas).


Algunas propuestas y tareas que surgieron de estos últimos diálogos:

1.      Sacar una declaración como Red sobre la situación de nuestros pueblos en LA.
2.      Redactar un documento como propuesta de la SJ en torno al tema de la defensa del territorio y el Buen Vivir. Inspirador. Que convoque a la Compañía del mundo en esta causa. Hacerlo antes de las Congregaciones Provinciales
3.      Aprovechar las plataformas sociales-internet para compartir documentos y vivencias. Nuevas formas de comunicarnos.
4.      Redactar una memoria creativa de este encuentro. Que lo vayamos haciendo entre todos y todas.

Por la noche del viernes y la mañana del sábado compartimos la oración y la vida en el Yumari. Danzamos con nuestros hermanos Rarámuris para pedirle a Dios que siga haciendo ligeros nuestros pies en la senda del Buen Vivir de nuestros pueblos. La Eucaristía cerró nuestro encuentro, al aire libre y con todo el pueblo reunido. Despedidas y hasta pronto fueron cerrados con abrazos y un deseo de feliz retorno a nuestras tierras. Bolivia sería el lugar de nuestro próximo encuentro o en su defecto Ecuador.




Nuestro querido Xun Betan nos movio el corazón en cada momento con sus poemas. En homenaje a estas tierras tan bellas que nos ha recibido estos días. Con mucho cariño.


Ñ
Mujer raramuri
Tus pies ligeros, alas de mariposa
Mujer alta de los pinos verdes
Árboles que embellecen las montañas
De ella nace el agua de la vida.

Mujer viento, espíritu del águila
Tu hermoso atavío
Símbolo de tu belleza de mujer
En ella guardas el secreto de tu pueblo.

Mujer rocío de la mañana
Tu frescura alimenta las plantas
Flores que dan vida a tus hijos
Que con amor crecen como tus ríos.

Mujer de encantador cabello negro
Tus ojos una estrella del cielo
Tu color de la Madre Tierra
La riqueza de ser mujer raramuri.

Y en el campo corres ligera
Para cortar las flores de la primavera….

La Niña maíz
Viste mi traje, canta a mi pueblo
Alimenta mi alma, lléname de amor.

Niña maíz, eres flor de los dioses
Nutres nuestra gente, alegras corazones.

Niña maíz, flor de los tiempos
Tu hermosa cabellera, sonrisa de la vida.

Niña maíz, danza con mi gente
Vuela con los abuelos.

Niña maíz, canta con los pájaros
Canta con las flautas y tambores.

Danza niña, danza cantando
Las grandes abuelas
un vestido tejen de sus cabellos.

La música llama los corazones
La música es tu ropa
Es tu aliento… niña maíz.

Abuela Mapuche
Tu mirada alienta mi corazón
Mujer radiante como las estrellas
Tu existencia es signo de alegría.

Sos bendición de estas tierras.
Para los hombres tus hermanos
Una fiesta en sus corazones.

Mujer abuela, mujer del viento
Cóndor mujer de los siglos
Tus collares cantan al tiempo.

Bella mujer mapuche
Tu traje negro y tu flor colorada
símbolo de tu sabiduría.

La Abuela Mapuche
que es feliz en su corazón
como el color de su listón…


Aquí estamos
Aquí estamos y aquí estaremos
Somos raramuris, los de pies ligeros
Hombre de las grandes montañas
Protectores de las nubes.

Aquí estamos, somos tus hermanos
Los danzantes de los eclipses
Los que aman los frutos de la tierra
Guardianes de las grandes piedras.

Aquí estamos con nuestra música
La ofrenda de la madre tierra
El humo para los creadores de la vida.
Musiqueros del espíritu.

Aquí estamos con nuestra danza
Sonajas del corazón
Sonidos del tambor.

Aquí estamos y aquí estaremos
Danzando al sol y contando las estrellas.

Semillas del camino
Caminas los pasos del tiempo
Viejas veredas guían tus sueños
Cantaste el tiempo, cantaste la vida
Sembraste la milpa de la sabiduría

Caminante de todos los siglos
La esperanza vas esparciendo
La fe del reino vas pregonando
Sabiduría de nuestros pueblos.

Servidores de la milpa
Caminantes para el amor
Tu servicio a la existencia
El misterio de tu labor.

Misioneros de la fe
Que San Ignacio bendiga
Tus pasos este día

Para el reino en la vida.