lunes, 10 de noviembre de 2014

Jóvenes con corazón de lucha, por Xun Betan

http://www.jornada.unam.mx/2014/11/08/oja-jovenes.html

Zapata vive, la lucha sigue, Zapata vive y vive, la lucha sigue y sigue: Palabras y consignas que recuerdo vivamente de mi infancia en las manifestaciones que en mi pueblo se daban, y que siempre marcaron ese lugar por los constantes ataques del gobierno con el fin de despojar de sus tierras a los campesinos, que celosamente las mantienen en régimen comunal. Por la organización de la comunidad y su lucha contra las diferentes estrategias del despojo de sus tierras, los gobiernos trataron de amedrentarla y acabar con la organización comunitaria matando a los líderes, encarcelando a unos y desapareciendo a otros, tal como ocurre con los jóvenes estudiantes y campesinos desaparecidos desde los años sesenta hasta la fecha.

Expreso del Sur, Oruro, Bolivia, 2014. Foto: Nadja Massün
Esos intentos del gobierno para despojar a las comunidades de sus tierras no han cambiado. Ahora lo viene realizando con las actuales reformas (energéticas, laboral, educativa) y las que se han dando en materia agraria, como lo ocurrido en 1992 con la reforma del artículo 27 y, al poco tiempo, la creación del programa Procede. En el discurso, la función de ese programa era garantizar el reconocimiento legal de las tierras, pero más que eso se centró en la privatización. La finalidad no era otra que dejar la vía libre a las grandes empresas para ocupar, despojar y apropiarse de las tierras para abrir zonas de explotación minera, petrolera y eléctricas, entre otros proyectos de “desarrollo”. Todo eso forma parte del “plan mesoamericano”. Del mismo modo, la reforma educativa sirve para que poco a poco desaparezcan las materias de humanidades, para reducir fichas de ingreso para las carreras de ciencias sociales, o para cerrar las Normales rurales. Con eso, obligan indirectamente los jóvenes a estudiar carreras técnicas para que después puedan servir como mano de obra a las empresas neoliberales.
La estrategia elegida para el despojo de las tierras ha sido provocar diferentes conflictos al interior de las comunidades. Mantener la división entre los pueblos y movimientos sociales garantiza la no organización y la indiferencia frente a las políticas de despojo. También, como medida de control de los pueblos y contrainsurgencia, están los apoyos y proyectos que de modo asistencialista se reparten a las comunidades. Otras formas de control que utiliza el Estado hacia las movilizaciones estudiantiles, campesinas, obreras, de mujeres, LGBTTI, y otros grupos en resistencia, son amenazas de muerte, hostigamientos, torturas, desaparición forzada y la muerte misma, como sucedió en Ayotzinapa, Guerrero, o como ocurre a estudiantes y campesinos desde hace años: basta recordar la matanza de estudiantes del 2 de octubre en Tlatelolco, las masacres en Chiapas –como la del 6 de octubre en Venustiano Carranza y la de Acteal el 22 de diciembre–, las de San Fernando (Tamaulipas) y Tlatlaya (Estado de México), entre otras muchas. Lo mismo sucede en Guatemala contra los pueblos indígenas: una muestra son los sucesos recientes en San Juan Sacatepéquez, con la muerte de once campesinos.
En todos los movimientos sociales, luchas y resistencias han estado presentes los jóvenes, hombres y mujeres que eran y serán siempre los motores de las grandes movilizaciones, porque son también los que le dan vida a las calles, las barricadas, el volanteo y las consignas, y con sus cantos nos guían a mantener la fe y la esperanza al son de un cambio social, un nuevo amanecer. Recuerdo a los jóvenes de mi universidad, que en las calles expresaban su coraje frente a la descomposición social, luchaban por obtener beneficios para los estudiantes, denunciaban la situación de empobrecimiento provocada por el sistema neoliberal y exigían la ampliación de matriculas y la reducción de los costos de inscripción.
El sistema neoliberal ha declarado sus enemigos a los jóvenes que luchan, se preparan, leen, estudian, trabajan y se preocupan por mejorar el sistema social frente a este modelo corrupto y mercantil que excluye las diversidades. El control que ha generado el Estado hacia este sector se expresa tanto en la violencia como en el alcoholismo, la drogadicción, el sometimiento y la manipulación en los medios de comunicación privados. Estos medios han sido una excelente herramienta del sistema para desviar la atención de algún suceso importante, como las reformas, las contaminaciones que dañan a la madre tierra, las muertes de mujeres, las agresiones y muertes a la comunidad homosexual, los ataques a los migrantes, el despojo de tierras a los campesinos.
Las manifestaciones que se daban en mi pueblo no se alejan de estas otras luchas que se dan en México y Guatemala, donde los proyectos neoliberales atentan contra nuestras tierras y nuestra vida. En los movimientos campesinos e indígenas, los jóvenes son imprescindibles para conservar la memoria de los abuelos, mantener y trabajar las tierras produciendo maíz, frijol y otros productos que se dan en la milpa. Esto, porque las nuevas políticas agrícolas generan otro tipo de agricultura, como sucede con el maíz mejorado y transgénico, los monocultivos, la construcción de represas y la apertura de zonas mineras: cosas que se proyectan en nuestras tierras sin consultar a la población, y muchos menos informar sobre sus consecuencias.
Estas luchas de los pueblos y los jóvenes son ejemplos para reflexionar y generar cambios en nuestra sociedad. Nos muestran que el modelo neoliberal no deja nada bueno para nuestra vida sobre esta Tierra. Recuerdo lo que mi abuelo me contaba respecto de los primeros maestros que llegaron al pueblo: venían de las Normales rurales y ayudaban a la comunidad porque la hacían de médicos, abogados, ingenieros y otras actividades, aparte de ser maestros. Eran personas conscientes y además trabajaban en la milpa y tenían sus hortalizas. Esa figura de maestros jóvenes era una amenaza a las estrategias del gobierno, por eso eran asesinados.
Frente a la criminalización de los movimientos y luchas sociales, es necesario organizarse y unirse en un solo camino y un solo corazón, sin guiarse por banderas políticas, ya que han desintegrado históricamente las movilizaciones sociales. No hay que perder de vista nuestra historia; eso nos ayudará a mejorar el caminar de nuestros pueblos. Los jóvenes siempre serán el motor de cambio en esta lucha social y para eso es importante reconocer que somos jóvenes con sueños.
Xun Betan, escritor tsotsil originario del municipio Venustiano Carranza, Chiapas.
Somos jóvenes
con sueños
Cuando nací, no sabía quién soy
Caminando en la milpa me encontré
Llegué a los brazos de mis abuelos
Hermosa tierra que guarda mi ombligo.

Caminé las montañas y canté al viento
Abrí las puerta de las nubes y del tiempo
Bebí agua de los ríos y de arroyos
Sembré flores y maíz en mis libros.

Bailé en las montañas y dibujé las estrellas
Leí los pueblos y escribí las injusticias
Grité a los corruptos y enfrenté el dolor
Abracé a mis hermanos y agarré el azadón.

No sabía quién soy
hasta que mataron a mis hermanos.
No sabía quién soy
hasta que nos quitaron nuestras tierras.
No sabía quién soy,
pero aprendí de mis abuelos a denunciar la tiranía,
a luchar por la libertad, la justicia y la dignidad.
Aprendía a decir: ¡hasta la victoria siempre…!
Oy jvayojelkotik
ta kuxlejal
Bak’in li ayane, mu jna’ bu li liktal
ta xambal ta chobtik la kojtikin jba
lik’ot ta sk’ob jmuk’tatotak
lekil ch’ul balumil la snak’ben jmixik’.

Ch’ul ja’mal la jxan, la jk’ejinta ch’ul ik’
La jambe sti’ ch’ul tok, la jambe sti’ osilaltik
La kuch’be ya’lel ch’ul uk’um, ya’lel sat vo’
Ch’ul nichim, ch’ul ixim la jts’un ta jvun.

Ta ch’ul vits li ak’otaj, la jlok’ta ch’ul k’anal
La jk’oponta jlumal, la sts’ibabe xchopolal
Li avan ta stojol chopolal, la jta vokolil
La jmey jchi’iltak, la jtsak te jluke.

Mu jna’ bu li liktal
Ja’ to bak’in la smilik jchi’iltake
Mu jna’ bu li liktal
Ja’ to bak’in la spojik jlumalkotike
Mu jna’ bu li liktal
Ja’ no’ox la jchanbe jm’e jtot yavanel la’banel,
la jchanbeik sa’el kolel, lekilal xchi’uk ich’el ta muk’.
La jchan yalel: xkil jbatik ono’ox ta sbatel osil…!


Entrevista Carlos Bresciani

http://www.lasegunda.com/Noticias/Politica/2014/10/972563/lo-que-el-estado-no-hizo-de-derecho-las-comunidades-lo-estan-haciendo-de-hecho


"Lo que el Estado no hizo de derecho, las comunidades lo están haciendo de hecho"

El sacerdote dice que el verdadero paso que hay que dar, es hacia la autonomía. 

por:  Fernando Duarte, La Segunda
jueves, 30 de octubre de 2014
"El 5 de octubre, después del corte de la ruta que une Cañete con Tirúa, nos tocó adelantar una caravana de Carabineros con guanacos, tanquetas, cinco carros... Era un convoy que creaba la sensación de miedo, de represión, de 'aquí estamos en zona de guerra', y eso no es así".
El relato es de Carlos Bresciani, probablemente el jesuita que más sabe hoy del conflicto mapuche en Chile. Hijo menor de una familia santiaguina, estudió en el San Ignacio de El Bosque, y, ya siendo cura, partió a los 33 años a internarse en Arauco. De eso han pasado nueve. Casi una década en que ha visto cómo la zona no logra salir de la pobreza ni avanzar en su historia.
Hoy Bresciani es el jefe máximo de la misión jesuita mapuche en Tirúa, un pueblo donde los días se pasan intentando sobrevivir a la falta de trabajo.
-¿Y qué labor hace aquí?
-Tratamos de acompañar las vidas de las familias. Sobre todo de mapuches, pero también chilenas, tratando de crear puentes, de que podamos reconocernos como hermanos desde nuestras distintas espiritualidades. Nuestra apuesta no es para hacer proselitismo religioso, no estamos para hacer más católicos. Queremos relaciones justas, y desde ahí creemos que podemos acompañar los procesos.
- ¿Y qué es lo que ve en ese acompañamiento cuando hay hechos violentos?
-La mayoría tiene una conciencia de que hay un derecho que exigir y que tiene que ver con la reparación de una deuda histórica que tiene muchas aristas: restitución, autogobierno con posibilidades de reconocimiento y no sólo desde un punto de vista folclórico. Tienen ese horizonte de lucha colectiva por los derechos, con distintos lenguajes.
En general, el comentario "es podré estar de acuerdo o no en el modo, pero esto es fruto de una negación primera, es reacción de una acción que realizó el Estado históricamente y que además se suma a la pobreza del lugar, a la sensación de exclusión y postergación".
-La furia de los mapuche no se aplaca. Más bien va escalando.
-Mientras todo se deje en lo policial o se judicialice, el problema se va a agudizar y el reclamo social va a empeorar.
La reacción policial hace que los más moderados se radicalicen. Desde hace muchos años, comunidades, dirigentes, nosotros como Iglesia, algunas ONG y el Observatorio Indígena, entre otros, decimos que si no se respondía a las demandas como una política de Estado, más allá del gobierno de turno, y que implique restitución territorial y hacer productivas esas tierras, la crisis se va a agudizar.
-¿Y cuando dice que se crea una sensación de zona de guerra, cree que hay es un prejuicio, entonces?
-Este país continúa siendo clasista y racista y se sigue actuando desde ahí. Veo buenas intenciones en mucha gente de gobierno, pero repito, desde el momento en que las políticas y las reacciones son sólo a nivel judicial y policial, va a seguir habiendo reacción contra reacción.
-Pero el último incidente grande no se produjo por la deuda histórica, sino por un robo de madera.
-Los cortes de caminos siempre son gatillados por un tema puntual y en este caso fueron dos: primero, en solidaridad con el comunero que murió en Galvarino y segundo, porque las forestales, en especial Arauco y Volterra, no estaban comprando la madera de las comunidades que provenía de las tierras que los mapuche están recuperando de esas mismas compañías. Eso en términos legales es robo, pero una cosa es lo legal y lo otro es lo legítimo. Aquí hay que ser súper sincero: las forestales reciben toda esa madera igual, aunque sea robada.
Lo que el Estado no ha podido hacer de derecho, las comunidades mapuche lo están haciendo de hecho. El Estado no ha sido capaz de ponerse los pantalones y decirle a estas empresas que sus impuestos queden en el territorio. Estas pagan una patente municipal que es irrisoria comparada con las utilidades que tienen.

Autonomía, sin espantarse

-Pero últimamente se han visto gestiones desde el gobierno para buscar una solución. Por ejemplo, la idea de crear un ministerio indígena.
-No me he metido a ver de qué se trata porque sé que eso responde a tratar de darle una institucionalidad más seria a la hora de repartir recursos por parte del Estado al mundo indígena y que no sea sólo a través de la Conadi, que está absolutamente deslegitimada.
Lo que un ministerio podría hacer, supongo, es hacer más expedito el traspaso de recursos y podría solucionar algunos problemas para el Estado en términos burocráticos. El problema de fondo es cómo participan las comunidades en la toma de decisiones de sus propios territorios y creo que esa es una pelea más grande que hay que dar.
-O sea, la autonomía.
-Sí. Uno lo puede decir con nombres más bonitos, porque al hablar de autonomía la gente se espanta. Igual como cuando se habla de expropiación o de violencia, conceptos que han sido instalados con mucho prejuicio. Ahora, esa propuesta tendría que ir al Senado, donde creo que no quedará en nada.
-El intendente Huenchumilla pidió un presupuesto especial para hacer habitables las tierras para mapuche.
-Es lo que se necesita. Porque así como en su momento el Ejército invadió el territorio mapuche, entregando las tierras a colonos chilenos y extranjeros, hoy se tiene que pagar esa deuda histórica. ¿Cómo? Comprando tierra, pero generando una política de recuperación agrícola porque eso forma parte de la identidad de estas personas, de sus raíces, de su modo de relacionarse, de su espiritualidad.
-¿Ve posible que el chileno pueda entender esa relación espiritual de los mapuche con la tierra?
-Para ellos la tierra es alguien, no algo. Alguien tiene que ver conmigo, con mi familia, con mis antepasados, con mi futuro. Entonces, desde el momento en que se relacionan con alguien que les da y con quien establecen una relación recíproca, quieren que ese contacto se produzca no desde el utilitarismo, si no desde el centro de la espiritualidad. Y creo que entender eso nos haría bien a todos.